Tiffany Cárdenas se levantó un día con ganas de protagonismo y dijo: “Voy a hacer el trend de moda, pa’ que vean que mi novio es serio”. Grabó su TikTok con voz de villana en recuperación: “Si mi novio te ha escrito, mándame la captura”. Y lo lanzó, como quien tira una piedra al lago… sin imaginar que lo que iba a salir no era una ola, sino un tsunami de pantallazos.
Porque claro, cuando uno pone a prueba al novio en internet, mínimo hay que estar segura de que el tipo no tiene alma de community manager en celo. Pero no. Al parecer, Yesid Asprilla, su Romeo tropical, tenía más chats que minutos de celular.
Lo épico: las pruebas no llegaron por inbox, no. Le llenaron los comentarios del mismo TikTok como si fuera feria de exes. Capturas por aquí, indirectas por allá, mujeres diciendo “ese man me habló también”, “a mí también me reaccionó la historia”, “ese no suelta una, mija”.
Y mientras Tiffany entraba en modo buffering emocional, aparece la cereza podrida del pastel: una captura donde el propio Yesid, en pleno modo descaro olímpico, dice que lo que le están mostrando “no es su letra”. ¡Su letra! Como si WhatsApp fuera cuaderno escolar y él escribiera con estilógrafo y tilde francesa.
Esa excusa solo compite con “me hackearon” y “no era yo, era mi primo gemelo imaginario”. Obviamente, la internet no perdona: “¿Entonces también te falsificaron los emojis?”, “¿Qué es esto, caso cerrado o grafología para infieles?”, “Ese man es más abierto que panadería a las 6 AM”.
Tiffany, por su parte, no volvió a aparecer. Seguramente está reunida con el comité de crisis, viendo cómo archiva este episodio bajo “cosas que no debí hacer por likes”. O tal vez está en terapia, aprendiendo a detectar hombres que se reparten más que volante en semáforo.
Lección: si vas a poner al novio a prueba, que mínimo pase. Porque Tiffany fue por lana… y salió con la cara pintada, nariz roja y zapatos talla 45. Payaseada nivel Dios.